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Bebo y Chucho Valdés trascienden innumerables barreras para entregar juntos un álbum memorable.

Así pegaditos, tal como se les ve en la caricatura de la portada de su nuevo álbum, Bebo y Chucho Valdés, padre e hijo, bien podrían ser almas gemelas. Los estrechos e inquebrantables lazos que los unen han podido trascender el tiempo, la distancia y las barreras

ideológicas. Entre ellos existe toda una genealogía musical en común, una gran sensibilidad histórica, afinidad por el jazz afrocubano y un prodigioso talento sobre el piano. Comparten el mismo cumpleaños, ambos son ganadores de múltiples Grammys y el mundo es un gran escenario que los aclama y recibe cariñosamente, especialmente a Bebo, que tras décadas de haber caído en el olvido ha resucitado en los últimos años con más fuerza y vitalidad que nunca.

Grabado en Madrid en el 2007, Juntos para siempre es el fruto del reencuentro entre estos grandes pianistas que fue grabado por Fernando Trueba en el documental Calle 54.

En este primer disco en el que los Valdés colaboran en dueto, es palpable la complicidad que los hace volar. Bebo infunde elegancia y sabiduría, mientras que Chucho marea con su impresionante rapidez y virtuosa precisión. Como gesto de homenaje, cada uno compone una pieza para el otro. En Preludio para Bebo, las emotivas expresiones de Chucho son volátiles, estallando con igual dosis de arranques y momentos de ternura. Por su parte, Bebo mantiene la ecuanimidad en A Chucho, como buen padre al fin, demostrando paciencia e infundiendo gran sentido del humor en una composición juguetona que es el equivalente musical a un guiño.

Si bien escasea en el repertorio la cadencia afrocubana que es el sello del sonido de Chucho, las decargas Descarga Valdés y Son de la loma destellan con el magnetismo de la improvisación compartida por dos músicos en sublime conexión.

Entre los boleros clásicos --como Lágrimas negras, Tres palabras y Sabor a mí, que han aparecido en recientes discos de Bebo-- Rareza del siglo, composición original del mayor de los Valdés e interpretada a finales de la década de 1950 por Celia Cruz, es la perla brillante del álbum, ostentando su seductiva circularidad. De igual manera, Tea For Two destaca como joya, demostrando que el abrazo, el diálogo postergado, aún tiene el poder de abrir puertas hacia infinitas posibilidades, más si es a dos pianos.•

'BEBO Y CHUCHO, JUNTOS PARA SIEMPRE', Bebo Valdés y Chucho Valdés, Calle 54/Sony Music Latin
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