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Hoy Celia Cruz (1925-2003) hubiera cumplido 85 años. Ese significativo aniversario de su nacimiento es el mejor pretexto para que sus amigos, colegas y seguidores recuerden el legado de La Guarachera de Cuba en una de las zonas más emblemáticas de Miami.

En el encuentro que se celebrará esta noche en CubaOcho Arts and Research Center participarán los cantautores Omar Hernández, Eduardo Antonio y el violinista Federico Britos, entre otros músicos.

Al homenaje se sumará el pintor colombiano William Botero, creador de Celia, un retrato cuya venta será donada a la Fundación D'Fe de Cali, una organización sin fines de lucro dedicada a recaudar fondos para los niños de esa ciudad colombiana.

``Pienso que es importante celebrar la vida de Celia Cruz, una mujer que ningún cubano debe olvidar porque llevó nuestra música a todos los rincones del mundo'', expresó Omer Pardillo-Cid, amigo personal de la cantante y celador de su legado.

Pardillo-Cid comentó que a través de la Fundación Celia Cruz, de la cual es presidente, donó al Museo Nacional Afroamericano de Washington uno de los famosos atuendos de la estrella diseñado por el mexicano Julio Chávez, que actualmente integra una muestra itinerante del legendario Museo Apollo de Harlem.

Por la misma vía, Pardillo-Cid logró que una bata cubana de la artista forme parte de la exhibición permanente del Museo Smithsonian de la capital. ``Es una manera de mantener viva su herencia entre las nuevas generaciones'', agregó.

Celia Caridad Cruz Alfonso nació el 21 de octubre de 1925 en la barriada habanera de Santos Suárez. Tras participar en varios concursos de radio como aficionada y concluir la carrera de maestra de enseñanza primaria en la Escuela Normal de La Habana, pasó a formar parte de la orquesta Sonora Matancera en 1950, donde imprimió su estilo inconfundible al repertorio del conjunto y se ganó el sobrenombre de La Guarachera de Cuba.

El 15 de julio de 1960 salió rumbo a México con la Sonora Matancera y el trompetista Pedro Knight, uno de sus músicos, con quien más adelante contraería matrimonio. Nunca regresó a Cuba.

A lo largo de su carrera en el exilio la Reina de la Salsa grabó 78 discos, ganó ocho premios Grammy y recibió títulos Honoris Causa de la Universidad de Yale, la Universidad de Miami y la Universidad Internacional de La Florida. Entre otros reconocimientos, recibió la Medalla Nacional de las Artes de manos del presidente Bill Clinton en 1994.

La cantante murió el 16 de julio de 2003 en Fort Lee, Nueva Jersey.

Activa hasta el último momento, Celia logró adecuar su estilo a las nuevas corrientes musicales. La mejor prueba fue el éxito que tuvo entre los jóvenes sus temas La vida es un carnaval y La negra tiene tumbao. Se espera que al tributo asista su sobrino Francisco Hernández en representación de la familia.


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•15:53

“Me crié en el Rímac, por Próceres, un barrio muy movido. Había varios 'Juanito Alimaña’, 'Pedro Navaja’, 'Juana Peña’, todos estaban metidos allí. El barrio era muy musical. Había una peña, la gente entraba el jueves y salía el domingo. Eran unos astronautas: volaban a la luna y ya no querían bajar” (risas). Lucho Cueto, un fantástico pianista peruano que tocó varios años con Willie Colón y Celia Cruz, nos habla de su querido barrio, un lugar pobre y peligroso, pero entrañable.

¿ES UN ASTRONAUTA?
Siempre he sido centrado... a pesar de que en mi barrio todos le daban la vuelta al mundo (ríe). He sido, sí, un pandillero: hacíamos unos huecazos en la pista, los carros pasaban y les cobrábamos peaje.

¿QUÉ DECÍA SU MAMÁ?
Siempre me cuidó. Me pegaba con su 'San Martín’, un chicote. Mi papá, Lucho Cueto, era un bohemio, un compositor. Es autor de “Amigo, por qué tomas tanto, por qué acabas tu vida…”, la canción que hizo famosa a Carmencita Lara. Enrique Delgado, de Los Destellos, iba a mi casa.

USTED ES PIANISTA…
Aprendí de manera casual. Mi padre le regaló una licuadora a mi mamá, pero esta no funcionaba. Fue a devolverla y regresó con un teclado. Lo enchufé y empecé a sacar melodías. Mi mamá me puso a estudiar música. A los ocho meses ya estaba en el Conservatorio. Me gustaba el Conservatorio, pero mi barrio estaba lleno de salsa: mi primo César, el futbolista, tenía una gran colección de discos –le encantaba Colón– y yo los paraba escuchando.

¿LE SIRVIÓ EL CONSERVATORIO?
Me sirve hasta ahora: me dio técnica y allí aprendí a leer música. ¿Me siento un gran pianista? Aproveché mis oportunidades: fui, toqué y me volvieron a llamar. Eso quiere decir que estoy en algodón (ríe). Además, tengo feeling. Como dice Tito Rodríguez, el feeling no se lee en un pentagrama ni se compra en la China ni se encuentra en la botica.

¿POR QUÉ SE FUE A NUEVA YORK?
Por varias razones. Fui a México y, al regresar, Lima me parecía chica (ríe). Además, me cansé de las promesas, de que no se creyera en mí, que no me dejasen tocar mis canciones. ¿La sufrí en NY? Todos la sufrimos, hay que adaptarse. El peor enemigo es la nostalgia, si te entra, te regresas.

¿QUIÉNES FUERON SUS CONTACTOS?
Tímido nunca fui, entonces, si me cruzaba con alguien importante, me acercaba y me presentaba. Quien me llevó a la casa de Luis Ramírez, productor de la Fania, fue Tito Allen. Gracias a Ramírez me contacté con los productores de Lavoe. Mangual, otro gran productor y arreglista, me metió al mundo de los arreglos.

¿CÓMO ERA LAVOE?
Siempre fue mi ídolo. Era un tipo muy divertido. Y tenía la complicidad de la gente. Por ejemplo, empezaba a cantar y alguien hablaba. “Shut up, motherfucker”, gritaba, y la gente reía y se callaba. Toqué con él y llegamos a intimar. ¿Nos malográbamos juntos? Alcohol, sí; drogas, no. Él no quería que me invitasen (ríe).

TAMBIÉN TRABAJÓ CON CELIA.
Siete años. Recorrimos el mundo juntos. Como ella, nadie. Era muy amigable, buena persona. Lo mismo Willie Colón, con quien hemos pasado noches enteras contando chistes y bebiendo. Como músico suyo vine unas cinco veces a Lima. Marcó la historia de la música, no solo de la salsa. También he tocado con Perico Ortiz (una leyenda de la salsa de Nueva York), Ray Barreto, Johnny Pacheco, y he grabado con Jennifer López y con Cindy Lauper, con quien hice una fusión.

Y HACE DOS AÑOS FUE NOMINADO AL GRAMMY…
Sí, con los Black Sugar Sextet, donde hago jazz latino y salsa. La crítica dice que he creado un estilo propio. Me molesta que yo esté en una enciclopedia de la música, que toque en Estados Unidos, en Asia y en Europa y acá las radios ni siquiera pongan mis canciones. Cuando llevé un disco a una me dijeron que iban a 'observar’ mi trabajo. Les quité el CD y, al mes siguiente, fui nominado a los Billboard por ese disco. Lo que me entusiasma es que mis amigos de Puerto Nuevo, en el Callao, han hecho un mural donde estamos Celia, Lavoe, Blades, Colón y yo.
•17:46

"¡Oh sí!, cuando caiga lo que caiga allá, cómo no, me encantaría. Si puedo, tocar con Gloria Estefan, con Emilio, con Willy Chirino y, no sé, ante una estatua de la reina de Cuba, Celia Cruz, que en paz descanse, sería un honor. Ojalá con la ayuda de Dios pueda pasar algún día", confesó el artista.

El intérprete de Hotel Room Service también habló de lo que significa ser uno de los artistas latinos más reconocidos a nivel internacional.

"Que la gente diga que soy el latino más internacional o el que está cruzando culturas, para mí es algo muy grande. Estoy muy orgulloso por eso, pero es porque yo me he criado en Miami, donde hay tantas diferentes culturas", concluyó el cubano-estadounidense, quien recientemente triunfó en Brasil.