Parece mentira que en sólo dos años haya podido cambiar tanto mi vida», reflexiona Encarna refiriéndose al cáncer de mama que la golpeó «brutalmente», del que ya está recuperada; a la repentina muerte de Carlos, su hermano pequeño, y a la separación de Azúcar Moreno que, tras 25 años de andadura profesional, ha hecho que las hermanas Salazar tomen diferentes caminos.
Tras la tempestad vuelve la calma, o eso dicen. Ahora Encarna disfruta del día a día intensamente, sin hacer planes a largo plazo, centrada como está en su su primer trabajo en solitario, «Desencuentro», en el que letra a letra desgrana sus intensas experiencias vividas los dos últimos años. «He volcado en él los sentimientos que se han ido agolpando en mi interior. Este disco soy yo al cien por cien», afirma esta mujer, que ha sabido plantarle cara a la vida, apoyada siempre por Mauricio, su marido, además de su representante.
De la mano del productor Óscar Gómez y arropada por los grandes músicos que han colaborado con ella, la cantante no ha querido imitar el sonido que Azúcar Moreno forjó a lo largo de los años, sino que se ha reinventado en este trabajo, en el que se mezclan tango, flamenco y son cubano con pinceladas de jazz. «Lo más fácil hubiera sido seguir la línea de Azúcar, pero he querido ser sincera conmigo misma y expresar lo que realmente siento», explica Salazar refiriéndose al registro tan distinto que muestra en este trabajo. «Un álbum maravilloso, musicalmente hablando, pero que va a sorprender mucho por mi forma de cantar, tan distinta a lo que había hecho hasta ahora». Todo un reto, que acepta ilusionada y muy serena, pero sobre todo preparada «tanto para las críticas como para los elogios».
Partiendo de los tristes acordes de «Desencuentro», un tango muy especial para ella, se ha fraguado este álbum «íntimo y personal», en el que cada tema «relata historias que tienen mucho que ver con mi vida», afirma Encarna, que es tajante al reconocer que «el peor desencuentro de mi vida ha sido mi enfermedad». Una de las sorpresas del disco es el dueto de Encarna y Celia Cruz, interpretando «La vida es un carnaval». «Admiro tanto a Celia que ha sido todo un lujazo tenerla en mi disco». La guinda es sin duda el dúo con José Mercé en «Canción de los Gitanos», con letra de Antonio Gala. Y el mensaje positivo, «Color esperanza», que es «mi manera de ver el mundo ahora», dice la artista.
Disfrutando de su aventura en solitario, Encarna no cierra ninguna puerta al futuro, ni siquiera a volver a unir su voz a la de su hermana. «No sé qué pasará... pero una cosa tengo clara, Azúcar Moreno ha sido y será muy especial en mi vida», concluye.
Tras la tempestad vuelve la calma, o eso dicen. Ahora Encarna disfruta del día a día intensamente, sin hacer planes a largo plazo, centrada como está en su su primer trabajo en solitario, «Desencuentro», en el que letra a letra desgrana sus intensas experiencias vividas los dos últimos años. «He volcado en él los sentimientos que se han ido agolpando en mi interior. Este disco soy yo al cien por cien», afirma esta mujer, que ha sabido plantarle cara a la vida, apoyada siempre por Mauricio, su marido, además de su representante.
De la mano del productor Óscar Gómez y arropada por los grandes músicos que han colaborado con ella, la cantante no ha querido imitar el sonido que Azúcar Moreno forjó a lo largo de los años, sino que se ha reinventado en este trabajo, en el que se mezclan tango, flamenco y son cubano con pinceladas de jazz. «Lo más fácil hubiera sido seguir la línea de Azúcar, pero he querido ser sincera conmigo misma y expresar lo que realmente siento», explica Salazar refiriéndose al registro tan distinto que muestra en este trabajo. «Un álbum maravilloso, musicalmente hablando, pero que va a sorprender mucho por mi forma de cantar, tan distinta a lo que había hecho hasta ahora». Todo un reto, que acepta ilusionada y muy serena, pero sobre todo preparada «tanto para las críticas como para los elogios».
Partiendo de los tristes acordes de «Desencuentro», un tango muy especial para ella, se ha fraguado este álbum «íntimo y personal», en el que cada tema «relata historias que tienen mucho que ver con mi vida», afirma Encarna, que es tajante al reconocer que «el peor desencuentro de mi vida ha sido mi enfermedad». Una de las sorpresas del disco es el dueto de Encarna y Celia Cruz, interpretando «La vida es un carnaval». «Admiro tanto a Celia que ha sido todo un lujazo tenerla en mi disco». La guinda es sin duda el dúo con José Mercé en «Canción de los Gitanos», con letra de Antonio Gala. Y el mensaje positivo, «Color esperanza», que es «mi manera de ver el mundo ahora», dice la artista.
Disfrutando de su aventura en solitario, Encarna no cierra ninguna puerta al futuro, ni siquiera a volver a unir su voz a la de su hermana. «No sé qué pasará... pero una cosa tengo clara, Azúcar Moreno ha sido y será muy especial en mi vida», concluye.
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