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Hace meses, Lucrecia nos sorprendía con un concierto de música negra norteamericana en el Auditorio de Barcelona. En esa oportunidad, la cantante cubana --radicada en España desde hace más de una década-- además de interpretar temas de George Gershwin, Irving Berlin y Cole Porter con impresionante dominio escénico, derroche de musicalidad y mostrando una tesitura amplia y poco explorada en su repertorio habitual, completó el programa con algunas de las canciones más conocidas de Ernesto Lecuona, Eliseo Grenet y Moisés Simons, entre otros creadores cubanos. Acompañada nada menos que por la Filarmónica de Cataluña, la también pianista habanera demostró que su talento tenía muchas facetas por descubrir.

La pasada semana lo pude comprobar al asistir a una de las sesiones de grabación del álbum La casita de los cuentos de Lucrecia. Con soltura, gracia y mucho sabor cubano, Lucrecia ha puesto voz a 27 canciones y cuentos infantiles, aportándole, además de fraseo actual y la picardía caribeña, mucho de la rica rítmica cubana.

''Eso era lo que queríamos hacer, aportarle a esas canciones con las que crecimos nuestro sabor de allá, nuestros ritmos'', me confirmó Lucrecia en un aparte. ``Chico, hacía falta rescatar ese repertorio de canciones españolas y latinoamericanas que no se han vuelto a grabar en décadas''.

Y no es extraño que Lucrecia piense en el mercado infantil. Madre desde hace siete años, lleva más de cinco animando Los Lunis, galardonado espacio televisivo diario en la televisión española, que ahora también se puede ver a través de Mega TV, en Miami.

''Ese trabajo, entrar a diario en sus casas, más las presentaciones que he venido haciendo en directo en centros de estudio, hospitales y eventos de mayor envergadura dedicados a los niños, además de la publicación de mis tres libros infantiles, me han propiciado esa identificación y ese amor mutuo'', me comenta la intérprete, antes de salir a almorzar acompañados por parte de los músicos y personal de la producción.

Camino de un restaurante cercano al estudio CrabSonido, en el hermoso barrio de Chamberí, en Madrid, niños de diferentes edades se nos acercan con respeto, admiración y cariño para que su reina absoluta les firme un autógrafo o para darle un beso.

''Es muy lindo, da mucha satisfacción. Es el público más sincero, fiel y desinteresado que se pueda imaginar'', me confiesa sin dejar de atender a los pequeños que se van sumando a nuestro paso atraídos por su llamativa presencia. ``No quiere decir que deje de hacer otros géneros o que deje de grabar música para adultos, pero esto estaba pendiente y ahora era el momento ideal para hacerlo''.

Por supuesto, para un proyecto tan importante, se necesitaba a un gran creador. ''Quién mejor que el maestro Oscar Gómez'', el productor musical de varios de los éxitos de la incomparable Celia Cruz y de otras estrellas de la canción internacional, ganador de un Grammy, precisamente por un disco de canciones infantiles del legendario payaso español Miliki.

''Oscar es el cerebro de este proyecto, un hombre de una creatividad impresionante'', me comenta Lucrecia. Cae la fría tarde madrileña y hay que regresar al estudio para continuar la grabación. Allí todo es actividad, en medio de un aparente caos, donde cada cual sabe lo que tiene que hacer. Son, en su mayoría, jóvenes músicos cubanos radicados en la capital española.

'Esto es una delicia, trabajar ahora con quien es la heredera indiscutible de Celia. Cubana como Celia y como yo, y poseedora de esa misma `sandunga'. Todo ha sido una fiesta'', agrega Gómez antes de reiniciar la grabación de El alacrán, que, con María Moñitos, Qué pinta la pájara pinta, El ratón vaquero, El rey de chocolate y Tranquilo sonríe (Don't Worry Be Happy), entre otros recordados temas, forma parte del disco que aún no tiene fecha de salida al mercado.•
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